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Friday, December 7, 2007

San Agustín: considerado uno de los cuatro doctores originales de la iglesia latina.


Teólogo latino. Hijo de un pagano, Patricio, y de una cristiana, Mónica, San Agustín inició su formación en su ciudad natal y estudió retórica en Madauro.

La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal. En 387 se hizo bautizar por san Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio de Dios.

Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo de Hipona.

La filosofía de San Agustín El tema central del pensamiento de San Agustín es la relación del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes.

Pedro Abelardo: Filósofo y teólogo francés


Talento privilegiado, fue alumno y bien pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. No siendo clérigo, reunía a numerosos discípulos (en Melun, Corbeil, París).

Se enamoró y tuvo un hijo de Eloísa, cuyo tío, el canónigo Fulberto, contrató sicarios para que castrasen a Abelardo. Éste y Eloísa se retiraron a sendos monasterios, pero sus discípulos pidieron a Abelardo que volviera a su magisterio público (Historia de desventuras, 1136, y Cartas de Abelardo y Eloísa son testimonios de esos patéticos sucesos).

Su Introducción a la teología fue condenada a las llamas en el Concilio de Soissons (1121) y san Bernardo consiguió una nueva condena de frases de sus libros en el Concilio de Sens (1140).

Lógico eximio, intentó conciliar realismo y nominalismo; a la vez, reunió argumentos contrapuestos en su Sic et non (1121) y reclamó que la fe fuese limitada por «principios racionales», que expuso en su Dialéctica (1121), por lo que algunos lo consideran padre de la escolástica. Por su espíritu crítico racional y por el papel que su Ética otorga al factor subjetivo, Abelardo rebasa ampliamente la filosofía de su tiempo.